lunes, 19 de julio de 2010

" El club de la pelea" (1999) Pelicula y libro





http://cine-y-literatur.blogspot.com/2010/07/el-club-de-la-pelea-1999.html
Año
:1999Duración: 139 minPaís:
 Estados UnidosDirector: David FincherGuión:
 Jim Uhls (Novela: Chuck Palahniuk)Música: The
Dust Brothers (Michael Simpson & John King)Fotografía:
 Jeff CronenwethReparto: Brad Pitt, Edward Norton,
Helena Bonham Carter, Meat Loaf, Jared Leto, Van Quattro, Markus
Redmond, Michael Girardin, Rachel Singer, Eion BaileyProductora
 Fox 2000 Pictures / Regency Enterprises / Linson FilmsSinopsis:
 Jack es un personaje insomne y desesperado por escapar de su fatal y
aburrida vida. En un viaje en avión conoce a Tyler Durden, un
carismático vendedor de jabón con una filosofía muy particular; Tyler
cree que el perfeccionismo es para los débiles y que es la destrucción
de uno mismo lo que realmente hace que la vida merezca la pena. Jack y
Tyler forman un club de lucha secreto que se convierte en un éxito
arrollador. (Filmaffinity)
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Film
David FincherNovela Chuck Palahniuk
UnoTyler me consigue un trabajo de camarero, después me mete una
pistola en la boca y me dice que para alcanzar la vida eterna primero
tienes que morirte. Sin embargo, durante mucho tiempo Tyler y yo fuimos
muy buenos amigos. La gente siempre me pregunta si conocía bien a Tyler
Durden.El cañón de la pistola me oprime el fondo de la
garganta, y Tyler dice:—En realidad, no moriremos.Descubro con la lengua los agujeros del silenciador que
taladramos en el cañón de la pistola. La mayor parte del ruido que hace un disparo se debe a
la expansión de los gases y al pequeño estallido sónico que
provoca la bala al salir tan rápida. Para fabricar un silenciador hay
que taladrar agujeros, un montón de agujeros, en el cañón del arma. De esta forma se logra una
descompresión que hace que la velocidad de la bala sea menor que
la del sonido.Si taladras mal los agujeros, la pistola te
volará la mano.—En realidad, esto no es la muerte —dice
Tyler—. Seremos una leyenda; no envejeceremos.Desplazo el
cañón con la lengua hacia la mejilla y digo:—Tyler,
estás pensando en vampiros.El edificio donde nos
encontramos dejará de existir en diez minutos. Coge un concentrado con
un noventa y ocho por ciento de ácido nítrico gaseoso y añádele el
triple de ácido sulfúrico. Prepáralo en una bañera con agua helada.
Luego, échale glicerina con un cuentagotas. Ya tienes nitroglicerina.Lo sé porque Tyler lo sabe.Mezcla la
nitroglicerina con serrín y obtendrás un bonito explosivo plástico. Mucha gente mezcla la nitroglicerina
 con algodón y añade sales Epsom como sulfato. Así también funciona.
Otros emplean parafina mezclada con nitroglicerina. A mí la parafina
jamás me ha funcionado.Total, que Tyler y yo estamos en lo
alto del edificio Parker-Morris con la pistola incrustada en mi boca, y
oímos un ruido de cristales rotos. Asómate al borde. El día está nublado
 incluso a esta altura. Éste es el edificio más alto del mundo y a esta
altura el viento es siempre frío. Hay tanta tranquilidad a esta altura
que crees ser uno de aquellos monos astronautas. Cumples pequeñas tareas
 para las cuales has sido preparado.Tirar de una palanca.Apretar un botón.No entiendes nada y,
sencillamente, te mueres.Desde una altura de ciento
noventa y un pisos te asomas al borde del tejado y la calle allá abajo
parece una alfombra moteada de gente que, de pie, mira hacia arriba. Los
 cristales rotos son de una ventana justo debajo de nosotros. Estalla
una ventana en una cara del edificio y aparece un archivador negro tan
grande como una nevera. Justo debajo de nosotros, un archivador de seis
cuerpos cae por la fachada cortada a pico del edificio, y mientras cae va girando despacio, cae
haciéndose más pequeño hasta que desaparece entre la multitud
congregada abajo.En algún lugar de los ciento noventa y un
 pisos, los monos astronautas de la Comisión de Daños del Proyecto
Estragos se han descontrolado y están destruyendo todo vestigio de la
historia.Aquel viejo refrán de «siempre se mata lo que más
se quiere», bueno, mira, funciona en ambas direcciones.Con
 una pistola incrustada en la boca y el cañón entre los dientes sólo
conseguirás farfullar algunas vocales.Sólo nos quedan diez
minutos.A continuación, por un lado del edificio, va
apareciendo, centímetro a centímetro, una mesa de madera oscura, que,
empujada por la Comisión de Daños, se tambalea, se inclina y, tras darse
 la vuelta, se precipita al vacío hasta que se pierde en la multitud
como si se tratara de un extraño objeto volador.Dentro de
nueve minutos el edificio Parker-Morris ya no estará aquí. Si llevas
suficiente gelatina para detonaciones controladas y la colocas en los
cimientos de una construcción, conseguirás echar abajo cualquier
edificio del mundo. Tiene que estar bien afirmada y cubierta con sacos
terreros para que la explosión incida sobre los pilares y no se expanda
por el sótano del garaje que los rodea.Los libros de
historia no ofrecen este tipo de instrucciones. Hay tres formas de
obtener napalm: la primera mezclando a partes iguales gasolina y
concentrado de zumo de naranja congelado; la segunda, mezclando a partes
 iguales gasolina y Coca-Cola light; y la tercera, disolviendo en
gasolina inmundicias de gato desmenuzadas hasta que la mezcla adquiera
una consistencia sólida.Pregúntame cómo se fabrica gas
nervioso. ¡Ah, y no digamos todos esos demenciales coches bomba!Nueve minutos.Los ciento noventa y un pisos del
edificio Parker-Morris caerán con la lentitud de un árbol que se
desploma en el bosque. ¡Tronco va! Puedes echar abajo cualquier cosa; es
 fantástico pensar que el lugar donde estamos será sólo un punto en el
cielo.Tyler y yo estamos en el borde del tejado. Tengo
la pistola metida en la boca y me pregunto si el arma estará limpia.Mientras contemplamos cómo se precipita edificio abajo otro
archivador, aquí nos olvidamos del suicidio-asesinato de Tyler. Los
cajones se abren en el aire, soltando resmas de papel blanco, que,
atrapadas por la corriente ascendente, son arrebatadas por el viento.Ocho minutos.Después, el humo; por las ventanas
rotas empieza a salir el humo. El equipo de demolición activará la carga
 primaria dentro de, quizás, ocho minutos. La carga primaria provocará
la explosión de la carga base; los cimientos se desmoronarán y la serie
fotográfica del edificio Parker-Morris pasará a los libros de historia.La serie de cinco fotografías sucesivas: en la primera, el
edificio está en pie; en la segunda, adopta un ángulo de ochenta grados; en la siguiente, uno de
setenta; en la cuarta, cuando el armazón comienza a ceder y la
torre describe un ligero arco, el edificio presenta un ángulo de
cuarenta y cinco grados; en la última instantánea, la torre, con sus
ciento noventa y un pisos, se precipita sobre el museo nacional, que es
el verdadero objetivo de Tyler.—Ahora éste es nuestro mundo
—dice Tyler—: los antepasados están muertos.Si supiera
cómo va a terminar todo esto, estaría bien contento de estar ya muerto y
 en el cielo.Siete minutos.En la cima
del edificio Parker-Morris con la pistola de Tyler en la boca, mientras
archivadores, despachos y ordenadores caen como meteoros sobre la
multitud que rodea el edificio, y el humo sale formando columnas por las
 ventanas rotas y en la calle, a tres bloques de distancia, el equipo de
 demolición mira el reloj. Sé que todo esto —la pistola, la anarquía y
la explosión— es por Marla Singer.Seis minutos.Se trata de una especie de triángulo amoroso: yo quiero a
Tyler, Tyler quiere a Marla, Marla me quiere a mí.Yo
 no quiero a Marla, y Tyler no me quiere aquí, ya no. Se trata de una
cuestión de cariño más que de amor, de propiedad más que de posesión.Sin Marla, Tyler no tendría nada.Cinco
minutos.Tal vez nos convirtamos en leyenda, tal vez no.
«No», digo, pero aun así, espera.¿Qué sería de Jesús si
 nadie hubiera escrito los Evangelios?Cuatro minutos.Desplazo con la lengua la pistola hacia la mejilla y digo:—Tyler, ¿quieres ser una leyenda? Vale, tío, yo te convertiré
en leyenda. He estado aquí desde el principio.Lo recuerdo
todo.Tres minutos.Fragmento

Palahniuk, Chuck. El club de la pelea
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