documento extraido y publicado por gabriel
gracias!
"Entre los dioses de origen oriental que en la decadencia del mundo antiguo
rivalizan unos con otros por la obediencia del Occidente se encuentra el
antiguo dios persa Mitra. La popularidad inmensa de su culto la atestiguan
los monumentos que nos ilustran de ello y que se iban encontrando con
profusión por todo el Imperio romano. Respecto a las doctrinas y ritos, el
culto de Mitra parece tener muchos puntos de semejanza no tan sólo con la
religión de la madre de los dioses, sino también con el cristianismo. La
semejanza extrañó a los mismos doctores cristianos, que la explicaron como
obra del diablo, codicioso en desviar las almas de los hombres de la
verdadera fe con una insidiosa y falsa imitación. De igual modo, a los
conquistadores españoles de México y Perú les pareció que muchos de los
ritos paganos nativos no eran más que falsificaciones diabólicas de los
sacramentos cristianos. Con más probabilidades, el investigador moderno de
religiones comparadas señala tales semejanzas en el trabajo independiente y
semejante de la mente del hombre en su sincero aunque rudo intento de
profundizar en los secretos del universo y concertar su minúscula vida con
los temibles misterios. Sea lo que fuere, no puede caber duda que la
religión mitraica evidenció ser una formidable rival de la cristiana,
combinando, como ésta hizo, un ritual solemne con aspiraciones de pureza
moral y esperanza en la inmortalidad. En verdad que el término del conflicto
quedó por algún tiempo indeciso. Se conserva una reliquia instructiva de la
prolongada lucha en nuestras fiestas de Navidad, que creemos se ha apropiado
la Iglesia de su rival gentílica: en el calendario juliano se computó el
solsticio del invierno e! 2 5 de diciembre, considerándolo como la natividad
del sol, por razón de comenzar los días a alargarse, acrecentándose su poder
desde ese momento crítico. El ritual de la Navidad, como al parecer se
realiza en Siria y Egipto, era muy notable. Los celebrantes, reunidos en
capillas interiores, salían a medianoche gritando. ¡La Virgen ha parido! ¡La
luz está aumentando! Aún más, los egipcios representaban al recién nacido
sol por la imagen de un niño que sacaban al exterior para presentarlo a sus
adoradores. Sin duda, en el solsticio hiemal, la Virgen que concebía y paría
un hijo el 25 de diciembre era la gran diosa oriental que los semitas
llamaron la Virgen Celeste o simplemente la Diosa Celestial; en los países
semíticos era una forma de Astarté. También Mitra fue identificado por sus
adoradores con el sol, el invencible sol, como le llamaban; por esto su
natividad caía también en el 25 de diciembre. Los evangelios nada dicen
respecto a la fecha del nacimiento de Cristo, y por esta razón la Iglesia no
lo celebraba al principio. Sin embargo, pasado algún tiempo los cristianos
de Egipto acordaron el día 6 de enero como fecha de Navidad y la costumbre
de conmemorar el nacimiento del Salvador en este día fue extendiéndose
gradualmente hasta el siglo IV, en que ya estaba universalmente establecida
en el Oriente. Pero la iglesia occidental, que hasta finales del tercer
siglo o comienzos del cuarto no había reconocido el 6 de enero como día de
la Navidad, adoptó el 25 de diciembre como verdadera fecha y esta decisión
fue aceptada después también por la iglesia oriental. En Antioquía el cambio
no se introdujo hasta el año 375 aproximadamente.
¿Qué consideraciones guiaron a las autoridades eclesiásticas para instituir
la fiesta de Navidad? Los motivos para la innovación están declarados con
gran franqueza por un escritor sirio cristiano: "La razón, nos dice, de que
los Padres transfirieran la celebración del 6 de enero al 25 de diciembre
fue ésta: era costumbre de los paganos celebrar en el mismo día 25 de
diciembre el nacimiento del sol, haciendo luminarias como símbolo de la
festividad. En estas fiestas y solemnidades, tomaban parte también los
cristianos. Por esto, cuando los doctores de la iglesia se dieron cuenta de
que los cristianos tenían inclinación a esta fiesta, se consultaron y
resolvieron que la verdadera Navidad debería solemnizarse en ese mismo día,
y la fiesta de la Epifanía en el 6 de enero. Por esa razón, y continuando la
costumbre, se siguen encendiendo luminarias hasta el día 6". El origen
pagano de la Navidad está claramente insinuado, si no tácitamente admitido,
por San Agustín, cuando exhorta a los cristianos fraternalmente a no
celebrar el día solemne en consideración al Sol, como los paganos, sino en
relación al que hizo el Sol. De modo semejante, León el Grande condenó la
creencia pestilente de ser la Navidad solemnizada por el nacimiento del
nuevo Sol, como fue llamada, y no por la natividad de Cristo.
Parece ser, pues, que la iglesia cristiana eligió la celebración del
nacimiento de su fundador el día 25 de diciembre con objeto de transferir la
devoción de los gentiles del sol al que fue llamado después Sol de la
Rectitud. Si esto fue así, no puede haber improbabilidad intrínseca en la
conjetura de ser motivos de la misma clase los que pueden haber conducido a
las autoridades eclesiásticas para infiltrar la fiesta de la Pascua de la
muerte y resurrección de su Señor en la fiesta de la muerte y resurrección
de otro dios asiático que cayese en la misma estación del año. Ahora bien,
los ritos de Pascua que se celebran hoy día en Grecia, Sicilia e Italia
Meridional tienen todavía analogías, en cierto modo estrechas, con los ritos
de Adonis, y ya hemos sugerido que la Iglesia puede haber adaptado
conscientemente su nueva fiesta a la predecesora gentílica con el designio
de conquistar almas para Cristo. Esta adaptación tuvo lugar probablemente en
los lugares del mundo antiguo de habla griega, más aún que en el de habla
latina, pues el culto de Adonis que floreció entre los griegos parece que
hizo poca impresión en Roma y el Occidente; ciertamente nunca formó parte de
la religión oficial romana y el lugar que pudo haber tomado en el afecto del
vulgo pronto fue ocupado por el culto semejante, aunque más bárbaro, de Atis
y la Gran Madre." (...)
buena lectura!
nastenka
domingo, 26 de diciembre de 2010
Origen de la Navidad, según James G. Frazer (De “La rama dorada”)
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