Tempestad en los Andes (1927)
El libro que marcó el inicio del llamado Movimiento Indigenista
Hasta principios de este siglo la presencia del indio en los análisis y estudios de los intelectuales peruanos era mínimo, casi invisible por decir lo menos. Habría que esperar hasta la gran transformación que empieza a sufrir la sociedad peruana en la década del 20 para asistir a la irrupción del indio, con toda su magnitud de siglos de olvido y abuso, en la conciencia y reflexión de aquellos que buscaban dar una idea del Perú y su historia. Con razón ha dicho Jorge Basadre que el acontecimiento fundamental de la vida intelectual peruana en el siglo XX es el crecimiento de la imagen del indio. A este proceso contribuyeron muchos hombres, uno de los cuales fue Luis E. Valcárcel.
Hasta antes de la prédica de González Prada el indio y su problemática habían sido tema exclusivo de los libros de viajes (que describían y denunciaban la condición social de éste) y de la literatura, con novelas y dramas que, si bien incidían en la denuncia social, no realizaban sino un análisis externo y aveces superficial del problema. Novelas como El Padre Horán y Aves sin nido son los lugares comunes a que nos remite esta consideración. Pero es a partir de Don Manuel, con su ensayo 'Nuestros Indios', que el indio empieza a ser visto y tratado en su real dimensión. No por gusto el libro que dará forma y consistencia a lo que luego se llamará 'indigenismo' llevará como epígrafe un texto de este trabajo.
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Empezando este siglo, la serie de acontecimientos sociales que sacuden el mundo dejará sentir su influencia en el Perú. Es así que un movimiento tan popular, y al mismo tiempo tan singular y particular, como la Revolución Mexicana (con la enorme significación agrarista que encerraba) e igualmente la Revolución Rusa, con su secuela de movimientos sociales que derivaría en una identificción con el socialismo en muchas partes del mundo, particularmente en América, unidos a lo que significó el 'fin de la civilización europea' (la 'decadencia de Occidente', como la llamaba Spengler) tras las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, conducirá a los intelectuales de este lado del hemisferio a volver los ojos sobre sí mismos y su entorno social y geográfico, para preguntarse quiénes son y adónde van y qué clase de país es el que desean construir.
Con la Reforma Universitaria en Argentina y el Centenario de la Independencia en el Perú, se agudiza mucho más esta toma de conciencia entre nosotros. Ello explica muy bien porqué se empezó a gestar un movimiento tan reivindicacionista como lo fue el indigenismo.
Paralelamente a estos acontecimientos, hay que considerar una serie de factores que condicionan que la sociedad peruana entre a una etapa de transformaciones que delinearán su nueva estructura y fisonomía. El nacimiento de la clase obrera y las grandes jornadas por la conquista de las Ocho Horas; el crecimiento acelerado de la ciudad, tanto en su aspecto humano como urbano; la participación de nuevos sectores sociales en la educación universitaria, hasta entonces patrimonio exclusivo de una élite trasnochada en un traidicionalismo ya caduco; la irrupción en la vida nacional y en sus grandes problemas y debates de grupos intelectuales de provincias, constituyen la piedra de toque que nos permite vislumbrar porqué la reflexión en torno a la idea del Perú tenía que pasar necesariamente por considerar al indio y su situación; del mismo modo que dicha consideración era despejada de su ropaje de problema 'moral' y 'educativo', como quería Mariátegui, para encararlo como un problema económico, social y político. Es en esta coyuntura que, en 1927, aparece un libro que marcará a toda esta época con su impronta beligerante como una época de transformaciones ideológicas y sociales: Tempestad en los Andes.
Si bien es cierto que mucho antes (desde principios de siglo, como nos lo ha hecho notar Luis Enrique Tord) ya se habían publicado diversos trabajos en torno al indio, estos no pueden ser considerados orgánicamente como parte de un movimiento homógeneo, como parte del indigenismo. Resumen de todos ellos, manifiesto definitivo de esta inquietud social constituye este libro de 1927. En él se puede encontrar el ideal que movió a toda una generación de peruanos a darle al indio su lugar en la historia, su sitio en la sociedad peruana. Una prédica como esta tenía que traer como consecuencia una respuesta por parte de aquellos que se encontraban al otro lado de la historia. La famosa 'Polémica del Indigenismo' empezó, y concluyó, como empiezan y concluyen todas las polémicas: en el olvido. Las voces se callaron, los cerebros se fatigaron y en el transcurso de los años unos cuantos seguían ocupándose del asunto solitariamente. Los fuegos del indigenismo se redujeron a su mínima expresión; sin embargo, el hombre que había publicado este libro se abocaría a la idea que lo inspiró con una pasión frenética por el resto de su vida. Todo aquello que pudo encerrar este libro germinal irá creciendo en el corazón y la mente de su autor, hasta convertirse en toda una teoría y afirmación del Ser del Perú.
Tempestad en los Andes es un libro medular, fundamental en la Biblioteca Peruana, pero lo es más por lo que significó, por lo que su lectura inspiró en muchos, que por lo que pudo haber dicho en su momento.
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